Las sirenas son doncellas marinas que engañan a los navegantes con su gran belleza y la dulzura de su canto; de la cabeza al ombligo tienen cuerpo de virgen y forma semejante al género humano, pero poseen una escamosa cola de pez, que siempre ocultan en el mar. Cuenta la leyenda que las sirenas atraían a los navegantes con sus hermosas voces y luego los devoraban.
Se dice que habitan las islas alejadas. A menudo han sido colocadas en el mar Tirreno, frente a las costas del suroeste de Italia, cerca de la ciudad de Paestum o entre Sorrento y la Isla de Capri.
En la leyenda de Jasón y los Argonautas, los marineros encantados por la voz de las Sirenas se salvaron del desastre gracias a la habilidad de Orfeo que no logran atraer a los ARGONAUTAS, así las Sirenas se transformaron en piedra. En Las mil y una noches se conciben idénticas a los seres humanos, con una única distinción: respiran y viven bajo el agua.
Cristóbal Colón, escribe y afirma que en su primer viaje vio a las Sirenas en el Nuevo Mundo, que él creía que era la parte más oriental de Asia. Pero estas líneas quizás no se escribirían sino fuera porque don Cristóbal tuvo un encuentro prodigioso el 9 de enero de 1493. Ese día, a casi tres meses de haber llegado a las costas del Caribe, pero que él creía eran del Asia, como hemos dicho, la misma que había conocido y detallado Marco Polo donde él se había topado con unicornios y que Colón había leído con cuidado; se encontró con algo que en alguna manera lo decepciona, pero que también, a pesar del desengaño, le confirma que anda por tierras ajenas y portentosas. Tierras donde sí puede existir lo extraño y monstruoso ―y también el oro, su oro. Aun cuando esa monstruosidad no sea tan bella como la pintan: "El día pasado, cuando el Almirante iba al Río de Oro, dijo que vido tres serenas [―sirenas―] que salieron bien alto de la mar, pero que no eran tan hermosas como las pintan, que en alguna manera tenían forma de hombre en la cara".
Aunque en la iconografía moderna, las sirenas se representan como abrumadora belleza, es probable que en la tradición clásica su único atractivo radicara en su voz y que su apariencia fuese monstruosa: la sirena como mujer-ave, la sirena como mujer-pez. Las únicas representadas en algunas ocasiones, pero no siempre, como mujer-pez en la mitología son las nereidas.
Autores: María José Gregorio - Mario Cosco
Se dice que habitan las islas alejadas. A menudo han sido colocadas en el mar Tirreno, frente a las costas del suroeste de Italia, cerca de la ciudad de Paestum o entre Sorrento y la Isla de Capri.
En la leyenda de Jasón y los Argonautas, los marineros encantados por la voz de las Sirenas se salvaron del desastre gracias a la habilidad de Orfeo que no logran atraer a los ARGONAUTAS, así las Sirenas se transformaron en piedra. En Las mil y una noches se conciben idénticas a los seres humanos, con una única distinción: respiran y viven bajo el agua.
Cristóbal Colón, escribe y afirma que en su primer viaje vio a las Sirenas en el Nuevo Mundo, que él creía que era la parte más oriental de Asia. Pero estas líneas quizás no se escribirían sino fuera porque don Cristóbal tuvo un encuentro prodigioso el 9 de enero de 1493. Ese día, a casi tres meses de haber llegado a las costas del Caribe, pero que él creía eran del Asia, como hemos dicho, la misma que había conocido y detallado Marco Polo donde él se había topado con unicornios y que Colón había leído con cuidado; se encontró con algo que en alguna manera lo decepciona, pero que también, a pesar del desengaño, le confirma que anda por tierras ajenas y portentosas. Tierras donde sí puede existir lo extraño y monstruoso ―y también el oro, su oro. Aun cuando esa monstruosidad no sea tan bella como la pintan: "El día pasado, cuando el Almirante iba al Río de Oro, dijo que vido tres serenas [―sirenas―] que salieron bien alto de la mar, pero que no eran tan hermosas como las pintan, que en alguna manera tenían forma de hombre en la cara".
Aunque en la iconografía moderna, las sirenas se representan como abrumadora belleza, es probable que en la tradición clásica su único atractivo radicara en su voz y que su apariencia fuese monstruosa: la sirena como mujer-ave, la sirena como mujer-pez. Las únicas representadas en algunas ocasiones, pero no siempre, como mujer-pez en la mitología son las nereidas.
Autores: María José Gregorio - Mario Cosco